Hiridaya

“Aquí yace el Corazón, el dinámico Corazón Espiritual. Se le llama Hridaya, se localiza en el lado derecho del pecho y es claramente visible para el ojo interno de un adepto al camino espiritual. A través de la meditación se puede aprender a encontrar el Ser en la caverna de este Corazón.” Ramana Maharshi

Desde las enseñanzas del maestro Ramana Maharshi entendemos que en nosotros existe un portal espiritual, del que se encuentran afirmaciones en otros libros antiguos (Sita Upanishad, el Maha Narayana Upanishad, y el Ashtanga Hridaya): Hridaya.

A menudo los autores que hablan de él, Yogi Bhajan entre ellos, lo localizan en una octava parte del corazón físico, a la derecha del esternón, y se identifica como el sínodo del corazón, porque es quien provee el impulso que resulta de su latido. Es el centro al que apuntamos cuando decimos “Yo”. No es Anahata chakra, 4º chakra, sino que es toda una puerta que nos abre a la infinitud del Corazón Espiritual.

Hridaya, el Corazón Espiritual, es nuestra naturaleza última y esencial. Constituye la Conciencia Testigo, ese íntimo observador de todos nuestros pensamientos, emociones y sensaciones.

La práctica del yoga te conecta con tu sede del Corazón Espiritual, cuando dedicas una mirada interior hacia esa parte de tu cuerpo físico donde reside y realizas asanas de apertura y extensión. La conciencia del Centro del corazón te abre a la intuición, al Amor.

Conlleva una plenitud natural, el florecimiento del amor, de la armonía, de un estar en perfecta sintonía con el Todo.

Cuando tomas conciencia de Hridaya, se produce una apertura del alma, una sensación de libertad, alegría y amor. Hay una libertad y felicidad inherentes a la conciencia del Centro del corazón. Es una forma muy simple de entrar en sintonía con la dimensión infinita de nuestro ser e ir más allá del sentimentalismo, las emociones individuales y las ataduras.