La terapia de calor ha sido utilizada durante siglos con efectos curativos. En este terreno, las ondas Thz han supuesto una combinación ideal con el calor para intervenir en el tratamiento de diversas dolencias.
El calor induce la vasodilatación y procura una mejora del flujo snaguineo en a zona tratada, proporcionando un mayor suministro de oxígeno y nutrientes esenciales para la regeneración de los tejidos dañados. También facilita la eliminación de productos de desecho y toxinas acelerando el proceso de curación.
El calor ayuda a relajar los músculos tensos y a reducir la reigidez articular. Pensemos en dolencias como artritis, pinzamientos, esguinces etc. donde los tejidos se van a ver altamente benefciados con este tratamiento.
Pero faltaba algo…Faltaba la capacidad técnica de aislar y producir estas ondas de manera eficaz mediante aparatología.
Esto es lo que se ha conseguido actualmente, de manera que contamos con la posibilidad de aplicar estos tratamientos de manera habitual y sin grandes complicaciones.