En todas las relaciones humanas interviene el gesto. El lenguaje corporal comunica las emociones y se expresa más rápido que la comunicación verbal, el lenguaje corporal no solo transmite el 93% de la información, sino que lo expresa antes de que la persona diga lo que sea con palabras.
Un gesto, una expresión puede reforzar el mensaje verbal que estás diciendo o destruirlo, literalmente destruirlo.
Se ha llegado a identificar que solo el 7% de toda la información que recibimos nos llega a través de las palabras. El resto es comunicación no verbal, y se divide en un 38% que nos llega por medio de la voz y el 55% que proviene de los mensajes emitidos por las expresiones faciales y por todo el cuerpo a través de los gestos, la postura, el espacio, etc. En pocas palabras, el cuerpo es un gran «hablador», pero habla un idioma que no conocemos.
Conocer nuestro cuerpo a través de disciplinas como el yoga y la meditación nos va a proporcionar una experiencia enriquecedora, porque el lenguaje corporal condiciona nuestro estado de ánimo. En cada sesión, podemos ser cada vez más conscientes de nuestro cuerpo, dialogar con él en la construcción de cada asana y así, sentirlo, notar sus limitaciones y sus potencialidades.
Y lo mismo ocurre con la meditación cuando con los ojos cerrados, empezamos a dejarnos sentir en las percepciones que nos llegan, sin interpretarlas, tan solo experimentándolas. Podemos recorrer nuestro cuerpo y sentir nuestras expresiones faciales, nuestro cansancio o nuestra vitalidad. Y cuando aprendes en ti, entonces puedes apreciar el estado de los demás.
Controlamos una gran parte de las expresiones faciales y de los gestos del tronco y de las manos, en cambio, por lo general, no sabemos lo que están haciendo nuestros pies. Cuando estamos sobre la esterilla, son los pies los que nos dan el arraigo y la construcción de la postura. Sesión tras sesión, descubrimos poco a poco nuestros pies, una parte tal vez un poco olvidada.
Esa capacidad de volver sobre nuestro cuerpo, nuestra respiración, de concentrarnos en sentir de manera agradable la podemos encontrar en el yoga y la meditación. Esa capacidad se extiende después a muchas de las actividades sociales cotidianas.
Qué importante es encontrar personas que sepan leer tus gestos, tu mirada; personas sensibles que puedan interpretar tu estado de ánimo. Y qué importante es conocer nuestro cuerpo y sentirlo, notar como las emociones se impregnan en él y lo van modelando: hoy noto tensión en las piernas, o un acortamiento en el muslo, o falta de fuerza en los brazos. Seguramente, en todo ello están actuando las emociones.
Practico yoga desde hace años y por experiencia sé que todo lo anterior ocurre de manera sencilla y a la vez potente, en cada sesión.
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